sábado, 30 de agosto de 2008

Historia de Alausí




RESEÑA HISTÓRICA DEL CANTÓN ALAUSÍ






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El origen de los pueblos, no se puede señalar con exactitud, la base de su procedencia son leyendas y tradiciones que han sido transmitidas de generación en generación. El territorio que boy comprende el Cantón Alausí, estaba habitado desde pocas muy remotas por los TIQUIZAMBIS y ALAUSIES.Los Alausíes de raza cañari y por consiguiente de origen Maya, se designa que ALAUSI quiere decir "COSA QUERIDA Y DE GRAN ESTIMA".Los Tiquizambis eran de raza Puruhá, con el tiempo estos dos grupos llegaron a fusionarse dando lugar a un nuevo tipo racial.En el Reino de Quito el cacicazgo de Alausí comprendía las tribus de los Achupallas, Chanchanes, Chunchis, Sibambis, Tungas, Guasuntos, Pinancayes y Pumallactas.Cuando surge la Conquista Sureña ofrecen tenaz resistencia desde las alturas de Achupallas y Pumallacta, teniendo como líder al cacique Lausí CHAHUANCALLO.Cuando Atahualpa heredó el Reino de Quito y emprendió la guerra contra Huáscar hubo entre su ejército un distinguido guerrero el general SOCTA URCO, cacique Tiquizambi que en compañía deQuisquís y Calicuchima, van derrotando a sus enemigos hasta terminar con la batalla de QUIPAYPANCuando los españoles llegaron al Ecuador, comandados por Benalcázar quien debió huir burlando el ejército de Rumiñahui, en estas circunstancias descansan en tierras de los Lausies y funda la ciudad española de San Pedro de Alausí, poniéndole el nombre del Santo del día.Durante los tres siglos de la época colonial, Alausí cobró importancia, tuvo fábricas que eran mejores que las de Cuenca, este esplendor se vio suspendido por el Terremoto de 1699. Cuando se creó la gobernación de Quito, Alausí, formaba parte de ella junto con otras ciudades.Contaba con un Teniente de Corregidor que pertenecía al Corregimiento de Cuenca. Desde los albores del movimiento de Quito, Alausí estuvo presente secundando la gloriosa revolución con la participación activa del Capitán José Antonio Pontón.La actitud valiente y decidida de sus hijos sirvió para que el 11 de noviembre de 1811, fuera elevada a la categoría de Villa.Todos los esfuerzos independentistas no fueron vanos, es así que el 13 de noviembre de 1820, Alausí proclama su libertad política. Otra de las fechas gloriosas de Alausí es el 25 de junio de 1824, que es la Canonización definitiva.El Departamento de Ecuador comprendía las Provincias de Pichincha, Imbabura y Chimborazo, como parte de esta última Provincia se mantuvo el Cantón Alausí y continúa así durante su vida independiente, toman­do participación activa de todos los acontecimientos de la República,Luego de la Revolución Marcista, concretamente el 6 de Marzo de 1845, el Pueblo de Alausí plegaba abierta­mente a este movimiento.Desde este año Alausí siguió de cerca la agitada vida política y republicana, demostrando sus cualidades de pueblo activo y progresista.Durante la época toma gran impulso material y cultural debido al esfuerzo de sus hombres y especialmente de don Tomás Betancourt, quien mantuvo estrecha relación con el Presidente García Moreno.En 1895 consignó su enérgica protesta por la venta de la Bandera y respalda al pronunciamiento de Alfaro. En tierras alausenias se esperó a Alfaro para formar luego la magnífica columna Chimborazo que brillante actuación tuvo en Gatazo. Con el General Alfaro en el poder se construyó el ferrocarril que llegó a esta población en el año 1902, obra redentora con la que vuelve a surgir el progreso con todas sus virtualidades materiales y espirituales.El 28 de mayo de 1944, en Alausí ce acogió fervorosamente los principios de Reconstrucción Nacional.Con esta ocasión, Alausí sintiendo que habla madurado sus propias fuerzas de Pueblo en marcha franca de progreso, hizo oír sus claros anhelos de Provincialización haciendo eco en todo el país, aunque su realización fue postergada; pero consiguió en cambio la atención oficial para llenar sus imperiosas necesidades dentro del orden cultural y administrativo. Se creó el colegio secundario González Suárez, los Juzgados Provincial y del Crimen., la Sub intendencia de Policía, la Agencia del Banco Provincial y otras instituciones que hacen de esta pequeña ciudad un centro de importancia dentro del convivir nacional.
EL ARCHIVO HISTÓRICO DE ALAUSÍ: REMEMBRANZAS Y PROYECCIONES Nuestro agradecimiento por la invitación a participar en el Congreso Ecuatoriano de Historia 2006-Mi homenaje por el cuadragésimo aniversario de fundación de la ciudad de Ibarra. Alausí estrecha su mano por tan grato acontecimiento.Antes de iniciar con mi intervención, se hace necesario aclarar que no soy historiador de profesión, lo realizo únicamente por afición y más por pasión, porque he entendido la gran importancia que representa en la vida de los pueblos, conocer su pasado.Cómo fue posible que Alausí, en la actualidad, un cantón que se debate en un conformismo de las cosas que suceden, un grupo de ciudadanos se hayan propuesto fundar un centro de investigaciones históricas, sin siquiera tener la capacitación necesaria, la infraestructura indispensable y peor contar con auspicio de ninguna institución estatal, municipal o no gubernamental, solo llevados del ánimo de querer hacer algo diferente de lo que tradicionalmente vienen haciendo los pueblos pequeños, una buena parte de ellos marcados por el desaliento y la timidez para emprender en nuevos retos que permitan demostrar que se puede ser capaces de hacer lo que hacen en las grandes ciudades, ellos si rodeados de adelantos de la ciencia y provistos de los más elementales recursos humanos, económicos y científicosQuienes nos unimos para formar el Instituto de Investigación Histórica, estamos conscientes que la documentación que existe en las distintas instituciones gubernamentales y municipales, están en completo descuido y desprovistas de toda protección, haciendo vulnerable su conservación, corriendo el grave riesgo de destruirse o a lo mejor desaparecer, por lo tanto se hace indispensable aunar esfuerzos y fortalecer la única institución que se preocupa por su conservación y mantenimiento, el Instituto de Investigación Histórica y Cultura Popular "Nuevo Alausí", integrado por un grupo de soñadores, que en un momento dado nos pusimos de acuerdo y emprendimos el camino que a Dios gracias, aunque lentamente, va plasmándose en realidad.Pero retrocedamos en el tiempo y adentrémonos en él para así ser partícipes de este novedoso viaje que nos hablará de las razones que nos impulsaron para que en Alausí, se haya organizado un Instituto de Investigación Histórica.ESPACIO GEOGRÁFICO. El cantón Alausí, se ubica en la cuenca del rió Chanchán, que en lo geográfico parece formar parte de un mundo distinto, donde el contraste de la altura se mira en el vértigo de los abismos. Efectivamente encontramos grandes y numerosos macizos montañosos, en los que se destacan las elevadas cimas, formando grandes quiebras originales. La corriente de este río, ha provocado una gran hendidura, por que su paso a través de los miles de años de recorrido ha dado lugar a la formación de un relieve tortuoso.En este espacio geográfico de diversos pisos climáticos que va desde el frío glacial hasta el húmedo tropical, se asentaron paulatinamente inmigrantes llegados de diferentes regiones para aprovechar de la bondad de su clima y la feracidad de sus tierras. PRIMEROS HABITANTES. El sabio investigador alemán Max Uhle, afirma que existen precisas evidencias donde se puede constatar influencia mayoide en los primeros asentamientos de esta región. Dice también, que estos se ubicaban hacía uno y otro lado del río Chanchán, sitios donde han quedado muchas evidencias pese a la gran cantidad de aluviones y terremotos que ha soportado la zona.Desde luego hacía el Norte se había desarrollado una gran cultura los, puruhaes; hacía el Sur, los cañaris; hacía el Oeste los huancavilcas; hacia el Oriente, jíbaros y shuaras; todos ellos contribuyeron a la formación de los pueblos que se asentaron en la micro región del río Chanchán, convirtiendo a esta región en una especie de frontera interétnica (2)DE DÓNDE NACIÓ EL INTERÉS POR CONOCER EL PASADO.
Siempre había tenido una especial inquietud por los documentos que reposaban en la Notaría Primera del Cantón. El diario transitar desde mi domicilio hacia el lugar de trabajo, me permitía observar en una centenaria casa, cantidad de papeles apilados sin llevar ningún distintivo, salvo el año al que correspondía. En algunas oportunidades había escrito artículos que hablaban del pasado de nuestra ciudad.Cumplía las funciones de párroco de Alausí, el padre Estuardo Gallegos Espínoza, quien venía desarrollando su acción pastoral desde el año de 1.991. Hasta esa fecha, esporádicamente habíamos entablado una superficial amistad, más por mi admiración al ver que un sacerdote se preocupaba por construir un edificio nuevo para que sirviera como Casa Parroquial.
El colegio donde presto mis servicios, se aprestaba a cumplir el cincuentenario de fundación. Resolvimos editar una revista. Invitamos al párroco a compartir opiniones sobre la manera de editar un trabajo digno de esta conmemoración. Fue e1 momento oportuno donde comenzó a forjarse una amistad que se fue consolidando por la similitud de convergencias para entender los problemas sociales.A fines del año 1.994, comenzamos a hablar de la posibilidad de crear una fundación que tenga una orientación de carácter social e investigativa. La Casa Parroquial, recién terminada, sirvió como lugar de reunión para ir diseñando lo que más tarde se convertiría en el Instituto de Investigaciones Históricas.Reuniones más seguidas iban dando el perfil de qué mismo era lo que queríamos. Se comenzó a hablar la posibilidad de fundar sea un archivo, un instituto o una corporación. 1.a denominación en definitiva no importaba mayormente, lo que deseábamos era formar una institución que se encargue de ubicar los lugares donde se encontraba la documentación histórica y proceder de alguna manera a realizar acciones que tiendan a señalar con precisión estos lugares y a la vez emprender acciones que conlleven a su protección y cuidado.MENTALIZACIÓN DEL PROYECTO. Mientras tanto el padre Gallegos venía dando algunos pasos con la finalidad de provocar en este grupo de ciudadanos un ambiente óptimo y despertar la curiosidad y de ser posible la afición por la investigación histórica. Se valió de sus amigos entre ellos el doctor Cristóbal Landázuri, Director del Instituto de Historia y Antropología Andina- A manera de anécdota me voy a referir lo que como experiencia pude aprender de esa corta estadía:“Nos reunimos en uno de los salones de la Casa Parroquial. Entre los asistentes se encontraba el Jefe Político y su secretaria. Con la finalidad de enseñar lo que un documento puede contener, pidió que de esta oficina se trajera indistintamente cualquier regalo. En uno de los oficios abiertos al azar, se leyó uno enviado por el presidente de la comunidad de Conventillo, en que denunciaba la presencia de ciudadanos que se presumía eran de origen alemán. Al hacer el análisis del documento, se concluyo, que efectivamente debía tratarse de alemanes que por razones no conocidas habían huido de los horrores de la Primera Guerra Mundial. Era un documento de 1.915. Otro de los indicativos de su presencia en estos lugares, permanecen visibles hasta nuestros tiempos. Una buena parte de sus moradores, tienen rasgos especiales (piel blanca y ojos azules) no frecuente en ninguna de las comunidades aledañas.En algunos de nosotros comenzó a sembrarse las raíces de esta novedosa y gratificante actividad. Digo novedosa, porque jamás me imaginé que escudriñar el pasado y leer papeles viejos de lo que había sucedido en los pueblos, pudieran tener tanta importancia para la vida de los mismos.Nuestro mentalizador, orientador y hasta ejecutor de las más importantes decisiones, era indudablemente el padre Estuardo Gallegos. Con su asesoramiento se convino que lo más oportuno y apropiado seria fundar un instituto de investigaciones históricas y que a la vez irrumpa también en la cultura popular.SE SUSCRIBE EL ACTA CONSTITUTIVA. Las gestiones para constituimos como una institución jurídica iban por buen camino Los que subscribieron esta acta fueron: Carlos Ermel Andrade Quito, Elizabeth Castillo Logroño, Frank Cepeda Auquilla, Teresa Chicaiza Saigua, Estuardo Gallegos Espinoza, Galo García Idrovo, Romina Medina Niama, Cristina Paola Ortega Sánchez, Carlos Rubén Ortiz Arellano, Daniel Gonzalo Ortiz Hidalgo, Juan Lino Paredes Flores, César Ariolfo Pilco Llangarí, Franklin Ramos Zavala, Luís Alberto Rivera Poso, Silvio Samaniego Marcillo, Mario Eduardo Zúñiga Díaz.Con fecha 4 de mayo de 1.998, el Ministerio de Educación aprobaba la creación de la Corporación Instituto de Investigación Histórica y Cultura Popular "Nuevo Alausí'PRIMEROS TRABAJOS INVESTIGATIVOS Como fruto de esta paciente tarea, salió a luz el primer número de la colección "Memorias alauseñas" título con el que fuera bautizado a una serie de publicaciones que se había acordado lanzar. De esta colección, se editó como número inicial el titulado: "Patrimonio Bibliográfico en Alausí, para la Investigación Social".Si revisamos paciente y detenidamente este número, podemos observar que fue hecho más como un cuaderno interno de trabajo, es decir que sirviera como una guía para que los miembros que conformamos el Instituto, nos permita tener una visión más amplia de los libros que existían en el medio y que nos podrían ayudar en nuestra formación social y de enriquecimiento humano. Muy pocos entendimos el mensaje,Nos atrevimos a apostar a la generosidad de los amigos y amigas. Como producto de esta gestión se pudo editar los siguientes números que no eran sino trabajos que muchos investigadores habían realizado anteriormente Entre estas publicaciones debemos mencionar:" Sublevaciones indígenas alauseñas en la Audiencia de Quito", de Segundo Moreno Yánez. "Relatos antiguos de Alausí" de Estuardo Gallegos E. "Provincia Central de los Andes, cuya capital es Alausí", de Víctor Rafael Torres. Incentivados con estos logros, nos atrevimos a seguir persistiendo en el recogimiento de todos los trabajos investigativos diseminados en el territorio regional y nacional.

Historia del terremoto de Riobamba


El terremoto de Riobamba



César Augusto Alarcón Costta
Cuando el registro del tiempo señalaba las 07h48 del día sábado 4 de febrero de 1797, uno de los más impetuosos terremotos que recuerda nuestra memoria histórica, con terrorífica violencia sacudió el suelo desde Popayán hasta Loja. El centro andino de nuestra geografía, fue el escenario donde todo parecía trastocarse con valles que se elevaron y colinas se que hundieron, numerosos manantiales desaparecieron y otros sorpresivamente brotaron; ningún puente quedó en pie en esta región y buena parte de lo ríos se represaron.
Conforme las crónicas de la época, esta catástrofe telúrica estuvo precedida por drásticos cambios en el clima y de fuertes bramidos originados en las profundidades de la tierra. Del Tungurahua y el Altar brotó lava y descendió lodo, el Quilotoa y el Igualata despidieron gases, los cerros Puchulagua y Saraurco también lanzaron emanaciones volcánicas, del mismo modo que desde la Moya de Pelileo y Llimbi de Quero. Se dice que a esa hora, la tierra tembló por cuatro interminables minutos y que el cataclismo tuvo fuertes réplicas, el mismo día a las diez de la mañana, a las cuatro de la tarde y once de la noche.
Con extraordinario detalle se conservan las noticias de estos sucesos en los informes remitidos al Consejo de Indias de España, por el entonces Presidente de la Real Audiencia de Quito, Don Luis Muñoz de Guzmán.
Las prolijas investigaciones efectuadas por el Arzobispo Federico González Suárez en esos archivos, hacen posible conocer la magnitud tragedia, sus pavorosos efectos y al espectro de la muerte que sin contemplaciones se esparció con inaudita crudeza. En Quito cayeron las torres de las iglesias: Catedral, Santo Domingo, San Agustín, La Merced. La ciudad de Latacunga fue seriamente afectada; en Ambato se desplomó la iglesia Matriz y fue tal el grado de destrucción de sus casas que perdió la condición de villa; Guaranda fue asolada y Alausí arrasada. En más de veinte mil se calculó el número de víctimas fatales dejadas por este espantoso macrosismo.
La antigua Riobamba
La antigua ciudad de Riobamba construida sobre la ancestral Liribamba, capital de los Puruhaes, fue la más afectada de todas. Su magnífica estructuración urbanística quedó completamente destruida. Según lo recoge Carlos Freire Heredia, en su obra "Chimborazo, provincia mágica en la mitad del mundo", allí se levantaban ocho iglesias: la de los dominicos construida en 1590, de los agustinos en 1592, de los franciscanos en 1596, de las conceptas en 1600, de los jesuitas en 1647, de los mercedarios en 1760, de los betlehemitas en 1776, además estaban los templos del Santo Cristo, San Blas, Nuestra Señora de las Nieves.
Las calles eran rectas, planas, anchas y adoquinadas, tenía cinco plazas y en sus señoriales casas nacieron grandes forjadores de nuestra Patria, como el sabio Pedro Vicente Maldonado y el historiador padre Juan de Velasco.
Ese fatídico 4 de febrero, el cerro Cullca se vino abajo y sepultó al barrio de la Merced, el río de Agua Santa que corría por la ciudad cambió de curso y a su paso causó una fatal inundación. Preciso es visitar ahora Cicalpa o Villa la Unión en Cajabamba, cantón Colta, para constatar a través de las pocas ruinas que están visibles, la grandeza de lo que fue esa notable urbe a finales del siglo XVIII.
El espiritu riobambeño
El desastre causado por la naturaleza fue atroz y desolador, pero no pudo doblegar al espíritu de los riobambeños, que en medio de la tragedia recobraron su ímpetu y con coraje emprendieron la reconstrucción.(19, p. 6) El 21 de marzo del mismo año 1797, se realizó un cabildo abierto para discutir y decidir el lugar donde volverían a edificar Riobamba. Surgieron dos propuestas: unos se inclinaban por la llanura de Gatazo y otros por la de Tapi. Intenso fue el debate con argumentos a favor y en contra de cada una, al final de la reunión se delegó a José Antonio Lizarzaburu, Andrés Falconí y Vicente Antonio de León para que estudien y emitan un informe. Con seriedad y agilidad trabajaron en su misión y presentaron el correspondiente informe a la Real Audiencia, a la que además de recomendar la reconstrucción en Tapi, consignaban su fundamentado criterio sobre la factibilidad de llevar agua desde Licán.
La llanura de Tapi
El 17 de junio de 1797, el Presidente de la Audiencia Muñoz de Guzmán decretó el traslado de Riobamba a Tapi. Sin embargo, el 10 de julio Ignacio Velasco y Unda, Procurador Síndico de Riobamba, solicitó que se revoque esa decisión, ante lo cual, el Presidente nombró a Bernardo Darquea, Corregidor de Ambato, para que elabore un informen definitivo.
El trabajo fue muy minuciosos y persuasivo, a tal punto que todos los pobladores el 29 de septiembre, acogieron a la llanura de Tapi como el nuevo asiento para su ciudad. Darquea además, hizo el plano de la nueva ciudad, el mismo que a pesar de sus innovadoras proyecciones que contemplaba espacios verdes, lamentablemente no fue seguido en la construcción.
En el transcurso del año 1798 se construyó la acequia para conducir el agua desde Licán. El 3 de febrero de 1799, Luis Francisco Héctor de Carondelet tomó posesión del cargo como vigésimo noveno Presidente de la Real Audiencia de Quito en lugar de Muñoz de Guzmán que viajó con destino a Chile. Entre las primeras decisiones adoptadas por el flamante dignatario, figuró la disposición para que los habitantes de la destruida ciudad se trasladen a Tapi, llanura en la que desde entonces se encuentra la hermosa Riobamba.